Fuera de Rutina
columnas especiales y reportajes.
Salió a la cancha la estrategia del miedo
Buenos Aires, 19 de octubre de 2014 - Los títulos periodísticos lo dicen con claridad inconfundible. Para Mauricio Macri, “el que tenga un plan social lo va a seguir teniendo, no tengan miedo”.
Según Sergio Massa, “en el kirchnerismo tienen miedo a discutir sobre inseguridad, inflación y cepo”. Desde Clarín se afirma que “el Gobierno busca instalar el miedo a un triunfo opositor”.
Daniel Scioli y el gobernador tucumano José Alperovich insisten con que si en las elecciones presidenciales de 2015 pierde el kirchnerismo, podrían peligrar el sistema de salud o la asignación universal por hijo.
Tras el lanzamiento del satélite Arsat-1, no anduvo con vueltas: “Al satélite no lo van a poder derogar”. Aquí vamos de nuevo, como siempre; Carlos Menem asustó a todo el mundo en 1989 y lo hizo de nuevo en 1999.
Ahora es el turno actual del miedo de siempre, una ponzoñosa herramienta que desnuda la endeblez de la democracia argentina.
Que no habrá remedios contra el VIH, que se agotarán los medicamentos en los hospitales, dejarán de pagarse las jubilaciones y colapsará la obra pública, además de que entrará en zona de riesgo la Asignación Universal por Hijo (AUH), se revertirá la nacionalización de YPF y hasta peligrará la supervivencia del satélite Arsat-1.
Lo puso en la agenda el pintoresco e incontinente militante gay Alex Freyre desde el ultra kirchnerismo, pero el Gobierno ya se lo apropió como estrategia para diseminar terror ante un futuro sin el kirchnerismo en el poder, desde fines de 2015.
Freyre, un personaje muy menor que, encima, es funcionario designado por Amado Boudou en el Senado, incendió la TV y las redes sociales al asegurar que Aníbal Pachano morirá por falta de remedios si Sergio Massa gana las elecciones presidenciales de 2015.
Cristina Kirchner apeló de nuevo a la cadena nacional la noche del jueves tras el lanzamiento del satélite Arsat-1, transmitido por cadena nacional. Su amenaza fue directa: “Los dirigentes opositores al satélite no lo van a poder derogar”. Su frontalidad fue hiriente y desfachatada: el satélite no habría sido posible si ella no hubiera ganado las elecciones de 2007 y 2011.
Alperovich apeló a la misma técnica: “No vaya a ser que nos equivoquemos y que empiecen a faltar remedios en los hospitales”, dijo, imitando al indescriptible Freyre.
Scioli lanzó: “¿Van a sacar la Asignación Universal por Hijo o van a devolver YPF a Repsol?”. La AUH fue un proyecto de ley de la oposición (inicialmente de las diputadas Elisa Carrió y Elisa Carca) adoptado muy tarde y por decreto por el kirchnerismo en 2009 cuando ya iba a ser adoptado como ley del Congreso.
La entrega a Repsol del paquete mayoritario de YPF fue recibida con jolgorio por el entonces gobernador Néstor Kirchner en los ’90.
El exabrupto de Alperovich fue cuestionado por el senador radical José Cano, candidato a sucederlo en Tucumán: “Alperovich es el Alex Freyre tucumano”, comentó.
Hace pocas semanas, La Cámpora hizo una campaña pagada con fondos públicos valiéndose de una edición trucha de Clarín, fechada el 11 de diciembre de 2015, con un nuevo gobierno asumido.
El título principal decía que Massa, Macri y Julio Cobos pagaban “todo a los buitres”. Para generar temor a un cambio de gobierno ese Clarín fraudulento sugería que los buitres gobernarían la Argentina desde diciembre de 2015, un mega disparate.
El Gobierno no abandona su pugnacidad cotidiana. Esta semana, Cristina necesitó pelearse con La Nación por una nota que, basada en datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), afirmaba que casi la mitad de la gente está en la informalidad laboral.
“Quieren asustar para ajustar”, se enfadó la Presidente. Al anunciar su plan de pagos en 12 cuotas “Ahora 12” para reactivar el consumo, la Presidente revoleó hace un mes la posibilidad de que se perdieran puestos laborales: “Es una cadena, cuando no consumís por miedo a perder el trabajo, lo perdés”, definió.
Para El País de Madrid el panorama de miedo y expectativas que siembra el kirchnerismo es insostenible. “De nuevo la inflación vuelve a marcar el eje de la política argentina.
Solo ha transcurrido un semestre desde que se cerraron la mayoría de los acuerdos salariales. Y se cerraron con un aumento promedio de 29,7%. Pero varios sindicatos, incluso algunos afines al Gobierno, aseguran que la inflación ha ‘triturado’ y ‘pulverizado’ esos incrementos.
Los gremios y las consultoras privadas calculan que la inflación anual es ya del 40%. Pero el Gobierno, a través del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, estima que esos cálculos son ‘un dibujo’, ‘un mamarracho’ y asegura que no se ha perdido poder adquisitivo, que los sueldos siguen estando por encima de la inflación.
Los sindicatos piden una paga extra en diciembre para compensar pérdidas. Y el Gobierno se negó esta semana en redondo. ‘No promovemos, no propiciamos ni propiciaremos ninguna medida de carácter excepcional’, declaró Capitanich”.
Para el corresponsal Francisco Peregil, “La cuestión es delicada si se tiene en cuenta que diciembre suele ser el mes más problemático en la Argentina: el mes del gasto de las fiestas navideñas, el que anticipa las vacaciones del verano austral de enero, el mes en que se perpetraron saqueos en tiendas y supermercados que terminaron en 2012 con una decena de muertos y otros tantos en 2013.
Tal vez para evitar disturbios, el gobernador de la provincia de San Luis ya ha anunciado una gratificación de 2.000 pesos a los empleados públicos y el de La Rioja abonará una paga de entre 300 y 400 pesos”.
Añade: “De momento, cada argentino esquiva los estragos de la inflación como puede. Los que tienen más poder adquisitivo, abonan en las agencias de viajes sus vacaciones en el extranjero bajo la modalidad ‘all included’, todo incluido: avión, hotel y comida dentro del hotel. Así se aseguran que el aumento de precios o una posible devaluación del peso no les afectará”.
Estas realidades tangibles no forman parte ni del pensamiento ni de las preocupaciones del Gobierno. A un año de las elecciones, su opción es clara y no tiene retorno.
Se trata de meter miedo, mucho miedo, presentando a este presente como un paraíso y advirtiendo que cualquier cambio sería entrar a las fauces del lobo.
El kirchnerismo se maneja con una estrategia conservadora ortodoxa, travestida de reforma social profunda. Como diría el Negro Olmedo hace un par de décadas, todo consiste en “no toca botón”. Ante esta cruda muestra de forzamiento institucional, ¿cómo tiene pensado reaccionar el conjunto de las fuerzas opositoras?
©Pepe Eliaschev
Publicado en Diario Los Andes de Mendoza
¿Qué diría Pepe?
Por Victoria Verlichak* – El mes pasado tuve que cambiar la heladera; tenía un desperfecto irreparable.