Sábado 5 de marzo de 2011Pasión por la Radio

Por cuatro días locos

Buenos Aires, 5 de marzo de 2011 - Por cuatro días locos / Que vamos a vivir / Por cuatro días locos / Que vamos a vivir. / Por cuatro días locos / Te tenés que divertir. / Por cuatro días locos / Te tenés que divertir.

Así reza la letra de esta especie de milonga contemporánea con letra de Rodolfo Sciamarella, que yo recuerdo de mi infancia en la voz del inolvidable doctor Alberto Castillo, porque era médico, un médico muy particular, pero además un cantante de tango muy personal y singular.

“Por cuatro días locos” de alguna manera evocaba la fugacidad, lo pasajero de la vida, lo casi imperceptible de la felicidad. No nos damos cuenta cuando somos felices. Y cuando no lo somos, evocamos con nostalgia el momento en que sí lo fuimos.

En este caso, la felicidad viene de la mano del carnaval. Esos cuatro días locos de los que hablaba Sciamarella y cantaba Castillo, en la canción eran precisamente los días de carnaval, los días de la comparsa, los días del Rey Momo, que no aludía a ningún dirigente sindical.

Una celebración ciertamente pagana. Para los cristianos es una festividad sin fundamento confesional, pero que se vive como una gran tregua, un gran aflojamiento, un “dala que va, meta nomás”.

Claro, el actual gobierno ha dispuesto feriado nacional para este lunes y martes de carnaval en el mismo mes en donde dispuso feriado nacional para el 24 y el 25 de marzo. El jueves 24 de marzo es el nuevo aniversario de la llegada al poder de las Fuerzas Armadas en 1976.

Regalan un 25 de marzo feriado, porque sí nomás. Porque, si les damos un feriado el jueves, ¿cómo vamos a hacer trabajar a la gente el viernes? En resumidas cuentas, en un país con millones de personas en estado de miseria, decenas de miles de niños arruinados por el paco, la droga y la indigencia más obscena, centenares de miles de familias que no llegan a fin de mes, nos damos el lujo de paralizar las actividades para que una reducida y privilegiada minoría colapse las rutas para irse a pasar el fin de semana largo afuera.

Lo hacemos sin escrúpulos morales, sin convicciones éticas. Sin puntos de partida firmes. ¿Por qué no tenemos que trabajar un 24 de marzo? ¿A qué ayuda, si sabemos que ese fin de semana largo, con la excusa del golpe cívico miliar, lo que va a suceder es que la gente se va a ir de vacaciones?

Hay un grado de inmadurez adolescente escandalosa en esta manera de conducir un país dando feriados, actitud que parte de la base de que las cosas no tienen precio. Yo, como emprendedor privado, debo aceptar un feriado nacional pagando los sueldos, aún a sabiendas que esos días no voy a tener ninguna entrada, vale decir, mis empleados no van a generar nada porque no van a trabajar, pero si yo quiero que trabajen, deberé pagarles el doble del sueldo. ¿Quién paga por esto?

Desde la perspectiva demagógica, populista, del gobierno de Cristina Kirchner, las cosas no tienen precio. Claro, para el Estado nada tiene precio. ¿Quiénes pagamos? Los contribuyentes, a través del IVA, los impuestos en general, los gravámenes, todas las maneras que tiene el Estado de meter las manos en los bolsillos de la gente. Es feriado, no se trabaja.

En el fondo, se adopta una postura primitiva, arcaica, y, sobre todo, la noción que lo importante es gratificar y gratificarnos. Estamos todos contentos. Hagamos que somos ricos, no vayamos a trabajar. Los problemas se van a ir resolviendo. Una suerte de jubileo permanente. “Dale que va”, por cuatro días locos que vamos a vivir, por cuatro días locos te tenés que divertir.

Es un estado de vacaciones permanentes, con la felicidad al alcance de la mano. Solo basta con un decreto: hoy no se trabaja. ¿No se trabaja? Sí, claro, no se trabaja. ¿Y qué sucede? Sucede que lo que no se produce o genera, no se hace. Lo que no se construye, no existe, no se termina, no puede ser transado por otros bienes.

Esa es la propuesta oficial: felicidad inmediata a cambio de atraso en el largo plazo. La típica postura de un gobierno que no tiene visión de sociedad y de nación en el plazo largo. Todos contentos, todos gratificados, todos felices y… ¡todos indisciplinados! La disciplina y la noción de que nada se resuelve sin trabajo, ha desaparecido. Es reaccionaria, está al servicio de la explotación, dicen.

Nada tengo en contra de que la gente se divierta. Confieso que debería aprender a divertirme más de lo que me divierto en mi vida. Pero ésta es una confesión casi íntima. La diversión, el entretenimiento, el descanso, el ocio creativo, tienen que ser producto de una instalación real en la vida cotidiana.

No existe tal cosa como un almuerzo gratis. Los días trabajados sin producir, ¿cómo se sostienen en un país manifiestamente pobre como la Argentina? Solamente pueden decir que este país no tiene pobreza quienes viven desplazándose en helicóptero o en el “Tango 01”, o desarrollan sus vidas al norte de la avenida Corrientes en la Capital Federal.

Recórrase la Argentina, las villas de la propia ciudad de Buenos Aires, atravesadas por la miseria, el dolor, la droga, el crimen, el embarazo adolescente, y adviértase qué pobre es la Argentina, mucho más pobre de lo que nosotros pensamos que es. Y a continuación hagámonos esta pregunta, ¿es lícito, es legítimo, es ético, es decente que este país se paralice cuatro días laborables en marzo para celebrar el carnaval y para celebrar el golpe de estado del 24 de marzo?

Es un escándalo y un bochorno, la quinta esencia de un país que no quiere madurar, de la mano de un gobierno que no tiene escrúpulos en su demagogia y en su populismo.

©pepeeliaschev
Emitido en FM Identidad

Pepe Eliaschev Copyright 2007 - Periodista Pepe Eliaschev