Miércoles 30 de octubre de 2013Pasión por la Radio

Palabras para recordar

Buenos Aires, 30 de octubre de 2013 - La mitad de este editorial, algo que no hago con frecuencia, voy a cederlo a un testimonio que estimo de enorme valor, el fragmento final del reportaje postrero que le hice a Raúl Alfonsín antes de que él muriera. Tuve, no sé si el privilegio, la suerte o la desconcertante peripecia del destino, de entrevistarlo el 14 de agosto de 2008, cuando el doctor Alfonsín ya estaba en su lecho, enfermo, en su departamento de la avenida de Santa Fe. Sería el último reportaje que dio en su vida

 

Pepe Eliaschev: ¿Qué es lo que, en definitiva, la sociedad argentina ha reconocido en Kirchner y la señora de Kirchner? ¿Cuál es el atributo fundamental que lo llevó a ellos a ganar elecciones?

Raúl Alfonsín: Y bueno, la situación económica. Si yo hubiera tenido estos precios internacionales, hubiera sido otra la cosa. Yo tuve un deterioro de los términos de intercambio trágico y aquí, al revés, hay un superávit extraordinario de los precios. Dios quiera siga…

P.E.: Ayer reapareció el doctor De la Rúa en un almuerzo que hubo en el Club del Progreso. Volvió a decir que hubo una conspiración contra él dentro del radicalismo.

R.A.: Yo no lo he observado nunca, al contrario. Yo era el presidente del partido y en todas las reuniones tenía que defenderlo de los presidentes de bloques que venían del interior.

P.E.: ¿Usted cree que la historia será con De la Rúa más generosa de lo que ha sido hasta ahora?

R.A.: La historia es más generosa siempre con todos, (respecto) de cuando han vivido.

P.E.: Como periodista, escucho y además siento que usted es el único ex presidente, en 25 años de democracia, que puede caminar por la calle sin problemas y, además, es querido por la gente. ¿Por qué?

R.A.: Voy a decir una tontería, porque la gente piensa, seguramente, que soy un buen tipo (risas), y que hice lo que pude. Qué sé yo, bien o mal, traté y, en definitiva, salimos adelante con tantos problemas como tuvimos. Fíjese que yo tenía en contra en ese momento a la dirección de la Iglesia (con la ley de divorcio y todo lo demás); a los militares, desde luego, a la CGT ¡para qué le voy a decir! Los trece paros generales; la situación internacional, un desastre; recibí el gobierno en default y caminamos, pudimos salir adelante. Algunos no me daban un mes de vida y salimos. Pudimos hacer el traslado (del poder a Menem)...

P.E.: ¿Usted dice que la gente lo percibe como un buen tipo? ¿Se siente reconfortado con esa impresión? ¿Quisiera otro tipo de análisis de la gente?

R.A.: Me gustaría que vieran un valor también (risas), pero estoy reconfortado con que sea así.

P.E.: En un video que estamos preparando por los 25 años de democracia, dos chicos se sientan en un café y uno le dice al otro: “Cuando vino la democracia, Alfonsín decía que con la democracia se cura, se come, se educa”. Veinticinco años después, ¿usted cambiaría esa frase, famosa de su campaña, en cuanto a lo que la democracia podía hacer por los argentinos?

R.A.: Era un época en la que los militares decían que la democracia demoraba mucho sus decisiones a través de todos sus mecanismos y que una ejecución más rápida se hacía sin democracia. Entonces, hablaban que había que apurar y yo contestaba “no señor, con la democracia se educa, con la democracia se come...”, aunque demore un poco la decisión. Y es así.

P.E.: ¿Aunque hoy, veinticinco años más tarde, haya gente que no pueda curarse...?

R.A.: Pero si usted ve los números de la época militar va a ver que son peores. Acá y en todo el mundo.

Era la voz ya muy debilitada de Raúl Alfonsín, en su lecho de enfermo. Era un hombre profundamente creyente, tenía un importante crucifijo junto a su cama, junto a sus lecturas.

Para que, de alguna manera, el trabajo de un hombre de radio, un periodista, sirva, hay que preocuparse, lo consiga o no hacer, por darle a la audiencia elementos de juicio, sobre todo a lo más jóvenes.

El 30 de octubre de 1983, esta fecha que estamos recordando, es el corolario de una peripecia que arranca en su última etapa el 14 de mayo de 1982, con la derrota militar argentina en las Malvinas.

El 1º de julio de ese año asume como presidente el general Reynaldo Bignone, el último dictador militar, y levanta la veda política. Ese mismo día, Raúl Alfonsín congrega, en la Federación Argentina de Box, en la calle Castro Barros, más de 8.000 militantes, inaugurando la temporada de retorno a la democracia.

El 7 de diciembre de ese mismo año de Malvinas, se anuncia la fórmula presidencial Raúl Alfonsín – Víctor Martínez.

El 18 de enero de 1983, muere Arturo Illia.

El 4 de febrero de 1983 se anuncia la fórmula rival de Alfonsín, la de Fernando de la Rúa – Carlos Perette. Ese verano, Alfonsín viaja a Europa iniciando un rico período de tratativas internacionales. Visita al Papa, y se entrevista con los presidentes de Venezuela, España, Francia, Italia, además de reuniese con los exiliados argentinos en esos países.

El 25 de abril, en Buenos Aires, denuncia el pacto militar sindical y el 28 de abril, la Junta Militar emite su “Informe final sobre la lucha contra la subversión”, tratando de excusarse y auto amnistiarse.

El 2 de mayo, Alfonsín ratifica la denuncia de ese pacto y, concretamente, acusa a las 62, a Lorenzo Miguel y a la jerarquía sindical peronista como responsables de un pacto con los militares.

El 29 de julio de 1983, la Convención Nacional de la UCR elige la fórmula Alfonsín – Martínez tras celebrarse internas en todo el país.

El 31 de julio, De la Rúa retira su candidatura.

Recién el 5 de septiembre el peronismo elige la fórmula Ítalo Luder – Deolindo Bittel, apenas 55 días antes de las elecciones.

El 23 de septiembre, el dictador Bignone emite la ley de pacificación 22.924 de autoamnistía, condenada claramente por el radicalismo y Alfonsín, mientras que el candidato peronista la admite y dice que es inevitable.

El 27 de octubre, en acto de cierre de campaña, un millón de personas se congregan ante el Obelisco y en al 9 de Julio. Los números finales de las elecciones del 30 de octubre le dan a Alfonsín el 52% y al peronista Luder el 40%. Por Luder votó en aquel momento el Partido Comunista y también el Partido Socialista Popular, de donde proviene el socialismo santafesino de hoy.

El 10 de diciembre asume Alfonsín la presidencia de la Nación, con mayoría plena en Diputados (129 de 254), pero lamentablemente en una patética minoría en el Senado. Pese al 52% de los votos, el radicalismo tendrá solamente 18 senadores de los 46 de la cámara alta, lo que habrá de implicar la derrota inminente en la ley de reforma democrática de los sindicatos.

Alfonsín fue un hombre de una enorme generosidad republicana. Le propuso a Luder presidir la Corte Suprema de Justicia, ofrecimiento que el candidato peronista no aceptó. Designó a Antonio Tróccoli ministro de interior, a pesar de que había sido un aguerrido rival interno de Alfonsín.

Así se llego al 30 de octubre de 1983. El resto es otra historia. Es una fecha que es menester recordar con particular devoción, porque fue el momento en el que este país, nuestro país, la Argentina, recuperó la herramienta civil de la soberanía política, el voto, para no abandonarla nunca más.

Esa herramienta puede ser distorsionada para convertirse en instrumento al servicio del abuso de poder de las mayorías, algo que Alfonsín nunca hizo, ni intentó siquiera hacer. Votar es elegir mandatarios, no reyes ni reinas.

 © Pepe Eliaschev

Accedé a la entrevista de Pepe a Alfonsín: http://www.pepeeliaschev.com/audios/entrevista-pepe-raul-alfonsin-15493

Pepe Eliaschev Copyright 2007 - Periodista Pepe Eliaschev